En un mundo cada vez más conectado y con una mayor información publicada y compartida a través de redes sociales y publicidad, dar a conocer un producto es cada vez más sencillo. La paradoja es que siendo cada vez más fácil y efectivo, los usuarios a nivel mundial estamos tan bombardeados por información de todo tipo de bienes, productos y servicios que el impacto de dichos anuncios cada vez resulta menos relevante a la hora de tomar una decisión de compra.
Por ello cualquier plan de marketing y venta internacional debe ir dirigido hacia tres objetivos diferentes: por una parte al mayorista distribuidor, dando seguridad tanto en la provisión de un producto con las características y las calidades ofertadas como en el apoyo en la promoción de productos en puntos de venta. Por otra al minorista, sea tienda, restaurante, profesional, etc. En este caso el producto debe ser diferenciado frente a otras marcas u propuestas y tener un precio atractivo que facilite su venta y por último al consumidor, dándole además de razones para comprender porque nuestra oferta es diferente a las demás, información suficiente para apreciar nuestro conocimiento del producto y el sector y así seguridad en su decisión de compra.
Todo lo anterior nos hace ver que actualmente cualquier plan de marketing debe ser muy variado en cuanto acciones y estrategias, basándose tanto en el medio on-line como en los establecimientos y puntos de venta donde muchas veces el consumidor toma la última decisión de compra.
Sin olvidarnos de un factor clave: La prescripción y el comentario social de clientes y consumidores que dan hoy en día la diferencia en muchas ocasiones entre un producto de éxito y otro mediocre en ventas no sólo en el mercado doméstico sino a nivel internacional
Toda promoción realizada en otro país además de bien diseñada y realizada, debe ser medida y analizada no sólo en su objetivo principal de vender, sino en la relevancia que pueda causar la marca en potenciales clientes y consumidores.
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