¿Hacia un mundo de viejos?

Parece que en el siglo XXI estamos asistiendo a un fenómeno totalmente nuevo en la historia de la humanidad: el envejecimiento de la población mundial. 

Un fenómeno que se percibe especialmente en los países desarrollados. donde los avances médicos y sanitarios permiten mejorar la esperanza de vida  cada vez más, pero en los que la incorporación de la mujer al trabajo y el estilo de vida  hacen que tener hijos sea cada vez menos habitual y tenga menos incentivos para las personas.

Es cierto que la emigración desde otras zonas menos desarrolladas del planeta  favorece el rejuvenecimiento de la población, pero es una solución temporal, ya que al final los emigrantes adoptan las costumbres de vida del país receptor e igualmente dejan de tener un número suficiente de hijos para evitar el envejecimiento de la población.  

Hace pocos días hemos sabido que la población de China se ha reducido, algo que no sucedía en 60 años. Este hecho quizás sea motivado por los picos de mortalidad de la epidemia del Covid, cuyos datos seguramente están muy lejos de las cifras oficiales que ofrece el país, pero también refleja una tendencia asociada al desarrollo y al urbanismo que se ha generado en China en los últimos 20 años y que está produciendo una menor natalidad.   

El envejecimiento de la población a nivel mundial va a causar cambios y problemas en la economía global, donde las pensiones o jubilaciones supondrán una carga cada vez más importante en el presupuesto de los diferentes países, y esto seguramente origine menores prestaciones y que las personas deban trabajar durante más tiempo. También como consecuencia positiva a medio plazo, los países desarrollados con problemas demográficos abrirán sus puertas de par en par a la inmigración de otras partes del mundo donde la población sea más joven, creando una sociedad más heterogénea y diversa culturalmente.    

Es cierto que gracias a las máquinas y a la inteligencia artificial, la producción de bienes y servicios de toda índole cada vez requiere menos fuerza laboral, pero la sociedad actual está organizada en torno al trabajo y al consumo, y en pocos años una de las patas de esa estructura va a fallar en muchos países. 

Conviene ir pensando en cambiar el modelo económico y productivo antes de que resulte demasiado tarde. ¿Quizás deberíamos dejar a las máquinas la gestión económica y productiva?   

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