Desde hace más de 40 años el extremo oriente ha sido sinónimo de avance tecnológico y desarrollo comercial hacia otros lugares del mundo.
Al principio, el impulsor de esta actividad fue Japón, en el que la disciplina, la calidad en la producción y la investigación generó grandes marcas de electrónica de consumo como Casio o fabricantes de automóviles como Nissan o Toyota.
Posteriormente el desarrollo de una empresa multinacional coreana, Samsung produjo un impulso económico en este país. En este caso la empresa no sólo fabricaba productos electrónicos sino que era un conglomerado que fabricaba desde teléfonos, hasta automóviles y barcos.
Para entonces varias empresas chinas, sobre todo en la zona costera fabricaban componentes y piezas de recambio con una calidad suficiente y a un precio muy inferior al de empresas tanto japonesas como coreanas.
Pero fue a principios del siglo XXI cuando desarrollos tecnológicos como internet, que permitió la transmisión de todo tipo de información de manera inmediata, hizo posible que muchas empresas fabricantes europeas y estadounidenses trasladaran su producción a China , que en aquel momento tenía un nivel de producción y entrega adecuado y unos precios mucho más competitivos.
Con ello no sólo despegó la economía china a base de inversiones productivas sino que ese cambió contribuyo a una formación y generación de experiencia em producción e investigación, germen de las empresas chinas tecnológicas que surgieron poco después.
Con empresas chinas fabricando productos de diferentes calidades demandados a nivel mundial, la producción de componentes se desplazó a otros puntos del continente como Vietnam o Bangladesh y este movimiento contribuyó a su desarrollo económico. y aun comercio cada vez más activo entre los diferentes países y con el resto del mundo, siendo actualmente la parte este del continente asiático lel eje comercial más importante a nivel mundial.
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