Cuando hay una guerra por medio, es difícil realizar cualquier tipo de previsión y mucho menos comercial o económica. Pero es previsible que 2023 resulte un año crucial para la recuperación de la economía mundial y el comercio internacional
Si se alcanzará algún compromiso que llevara a un alto el fuego en Ucrania, es muy probable que el precio de los combustibles se reduzca y con ello la infracción mundial. Y con una inflación más baja es muy probable que se produzcan inversiones y proyectos paralizados durante este año y la economía crezca y el comercio internacional también.
Pero como en las diferentes crisis y guerras no todos los países se recuperarán en el mismo tiempo y del mismo modo. Los países europeos necesitarán tiempo bien para reconstruir su estrategia energética con Rusia o bien para buscar una alternativa fiable en el tiempo y eso va a suponer una pérdida de competitividad al menos a corto plazo para sus empresas y con ello su importancia en el comercio a nivel mundial.
Estados Unidos mejorará su influencia comercial y sus ventas en Europa pero deberá revisar su estrategia empresarial para seguir siendo competitivos a nivel mundial frente a empresas asiáticas en general y chinas en particular. Para ello deberá fomentar el uso de energías renovables y potenciando la I+D+i
Por último China aparece como la gran beneficiada. La política rusa le garantiza más que antes suministro de combustible y sus empresas aparecen cada vez más preparadas para competir con éxito frente a empresas europeas y estadounidenses. Con ello, el peso de Asia en el comercio mundial puede resultar mucho mayor en los próximos años.
Pero todo lo anterior depende de decisiones políticas y militares. Así que no adelantemos acontecimientos
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